viernes, 4 de mayo de 2012

El fenómeno Shakira


Supuse que no nos sabemos las once estrofas del himno nacional de Colombia y, si lo hacemos, no tenemos entendederas para apropiarnos de lo que significan sus “Termópilas brotando”.
Supuse también que cuando alguien pisa una cáscara y resbala puede detonar entre todos un ataque de risa, pero este cesa cuando nos percatamos de los chichones que lesionan a la víctima.
Entonces, paramos los sonidos inarticulados que bajan la alegría hasta las hemorroides, y le damos la mano para que se levante.
Por eso la columna “Shakira inmarcesible”, que publicó EL HERALDO hace quince días, en este mismo espacio, en un viernes como este.
El texto tuvo una resonancia inusitada: fue visitado 12.214 veces, reproducido en Twitter, citado en Facebook, sugerido en Google y convertido en cadenas de apoyo en BlackBerry y correos personales.
Julio César López Pimienta, un indignado admirador de Shakira, hizo que el periódico La razón, de Cali, lo reprodujera el 26 de abril. Y Ricardo Barrera, en Culiacán, México, lo leyó en la estación de radio Máxima 103.3, donde es locutor.
Desde todo el país, pero también de la Florida, Nueva York, París, Venezuela, Alaska, Japón, Madrid, llegaron mensajes de respaldo a Shakira, con argumentos que atribuyeron las diatribas a “cachacos”, “envidiosos”, “amargados”, “políticos corruptos”, “resentidos” y “gente con algún problema mental”.
Unos más neutrales sugirieron cambiar la letra del himno, al amparo de una premisa que merece ser discutida: la identidad nacional, si es verdad que los símbolos patrios la interpretan, no es estática. ¿O acaso –me pregunta Daniel Aguilar– no terminamos adoptando los colores de la bandera como símbolo de la riqueza de nuestros suelos, los dos océanos que nos bañan y la sangre que derramaron los patriotas, cuando originalmente Miranda lo que quiso fue rendirle homenaje al rubio dorado de los cabellos, el azul profundo de los ojos y el rojo carmesí de los labios de su amante europea?
Pero algunos siguieron enfilando sus críticas. Víctor López Roche insistió en las analogías de Ublime y preguntó si este es un órgano del sistema sexual femenino. Le trasladé la pregunta, por supuesto, a una ginecóloga.
Constantino Botero contó que “hallaron con vida a Ublime”. Él –averigüé– pagó el rescate.
Luis Javier Martínez me mandó a preparar clase “que bastante falta le hacen a los profesionales de hoy”, después de declarar: “¡qué estupides de artículo!”. Obviamente le pedí que se matriculara porque no hay nada más estúpido que una estupidez con “s”.
Y Fabio Molano me dijo que “ya que admiras tanto a la mona postiza de origen libanés, pídele que se case contigo”. Aunque llegué a asustarme un poco, porque Fabio, que parece un tipo de gustos muy definidos, agregó que “un galanazo como tú a lo mejor no tiene nada que envidiarle a De la Rúa, ni a Piqué”, pronto salí de mi apuro y me concentré en el fenómeno.
Las noticias negativas –sostienen los expertos– se reproducen 350 veces y las positivas 35. Shakira, a juzgar por los mensajes recibidos, invirtió la ecuación, para inquietud de la ciencia. Pues, lo que sigue impresionando a un galán como yo, es la capacidad de esta mujer para generar consensos alrededor de causas solidarias y justas. Aunque esta vez fuera la suya.

Fuente: El Heraldo

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